INTRODUCCIÓN
Sobre el autor
Biodata / Miguel Ángel Sanz Chung
Miguel Ángel Sanz Chung (Lima, 1979). De abuelo materno cantonés, madre peruana y padre español. Bachiller en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad del País Vasco. Cofundó el grupo de creación y publicación literaria Sociedad Elefante. Ha publicado los poemarios La Voz de la Manada (2002), Quién las Hojas (2007), Paciente 164 (2009), La Casa Amarilla/Casa Abandona (2011), Arte Rupestre (2013), Diccionario Elemental (2017), Gabriel (Poesía 2000-2020) y Jardín Zen (2022). Desde el año 2004 vive en Pamplona, España.
Desliza
Testimonio sobre la ascendencia China
por Miguel Ángel Sanz Chung
Escuchar Testimonio
Mi abuelo se llamaba Chung Wei Yi. Según cuenta mi madre, su padre llegó desde Cantón hasta Sudamérica en busca de su hermano. Fue enviado por su padre que, al encontrarse en el final de su vida, quería volver a ver antes de morir al hijo que se había ido años antes. Cuánto hay de verdad en esa historia es imposible ya saberlo. Mi abuelo falleció cuando yo tenía cuatro años.
Mi madre no sabe cómo fue que mi abuelo llegó hasta Perú. Solo puede dar fe de que conoció a su madre en Santa (Áncash) y formaron una familia de nueve hijos. A su vez, poco después de alcanzar la mayoría de edad, mi madre formó su propia familia junto a mi padre, natural de Navarra, España. Ambos tuvieron tres hijos, de los cuales yo soy el último de ellos.
Desde el 2004 vivo en la tierra de mi padre y aquí he formado mi propia familia junto a mi esposa, de raíces peruanas e italianas. Nuestros dos hijos, con un crisol de razas aún más rico que el nuestro, viven con orgullo sus orígenes. Así se lo transmitimos, sobre todo a partir de los aspectos culturales que nos son más cercanos, como la literatura o la cocina que tanto amamos.
Desliza
Poemas & fragmentos
de escritos
01
Poema para ser escrito en el espejo
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Ni Homero ni Dante,
ni Catulo o Safo,
ni Li Po, Tu Fu o Wang Wei,
ni Basho ni Kobayashi,
ni Góngora ni Quevedo,
ni Goethe o Blake,
ni Whitman,
ni Rimbaud,
ni Baudelaire,
ni Huidobro o Paz,
ni Lorca, ni Vallejo.
Lo sé cuando camino por la acera
y resbalo por la lluvia o el hielo,
cuando caigo bocarriba
y todas las miradas se fijan sobre mí;
lo sé cuando limpio las vitrinas,
cuando sirvo una copa,
cuando llevo la bandeja
y escucho el chasquido de los dedos,
los siseos, las llamadas;
lo sé cuando me miran con desprecio, con burla
o con encono;
cuando tomo la libreta
y apunto cada una de las órdenes
y “sí señor, ahora mismo, desde luego”;
lo sé cuando quiebro la vajilla,
cuando friego los platos,
cuando me corto los dedos
con los bordes de las cajas de cartón;
lo sé cuando doblo la espalda para barrer el suelo,
para recoger una por una las colillas,
las servilletas, las gomas, los caramelos;
lo sé cuando vuelvo a casa de madrugada
y camino liberado por los parques desiertos,
cuando caigo sobre la cama
como un árbol recién talado
y sueño con cubiertos, con vasos,
con familia;
lo sé cuando despierto
y en medio del sopor también lo olvido;
lo sé cuando estoy una vez más frente al espejo
y veo mi rostro casi familiar
pero más bien desconocido;
lo sé cuando tomo
como la primera vez
mi lapicero
y escribo los primeros versos
sobre mi cuaderno:
Yo soy el mejor poeta del mundo,
solo es el mundo el que aún lo ignora.
—
Del poemario Paciente 164
02
Poema Algunas definiciones de la muerte
Escuchar
El espejo se empaña con tu aliento,
madre de todos los abismos.
Hay en nuestros gestos
algo de gasto, de pago
que viaja siempre a tu bolsillo.
En las tardes de juegos familiares
eres la sombra que silencia
la risa de nuestros hijos.
Eclipse de los contemplativos,
tu apetito es insaciable:
allí donde germina una vida
hay una mesa reservada con tu nombre.
Último beso de la noche,
llegas como el viento que apaga las velas,
como el calor que hace arder las frentes.
Madre de todas las plagas,
usurpadora de deseos incumplidos,
eres el agua que reposa en el lago
para llenar los pulmones sedientos.
Protectora de los desfallecidos,
en tu regazo siempre hay lugar
para aquellos que eligen tu abrigo.
—
Del poemario Gabriel 2000-2020
03
Poema sin título
Escuchar
Ejecutor de designios secretos,
vuelve para teñir los cuerpos celestes
con el color que se te antoje,
orina a los pies de árboles centenarios,
estrangula los cisnes con telas de araña,
danza sobre el barro
entre el corro de ángeles espantados,
bebe el agua de la lluvia
con el cuerpo desnudo
y atiza con tu diente de león
en los muslos de los hipócritas.
Arcángel anunciador de acertijos,
vuelve para derribar las paredes
con tu grito ensordecedor,
lanza los libros como aves liberadas,
levanta tu cueva sobre la cama
y envíame al exilio del salón.
Revelador de misterios cotidianos,
cruza las fronteras que nos separan,
abandona tu lugar entre las nubes,
batámonos a duelo
a los pies del sofá carcomido
y róbame si quieres la carne
para calmar tu ira;
pero vuelve, alimento de amor y locura,
vuelve
y satura con tu aliento mi sangre,
preciado tormento de Dios.
—
Del poemario Gabriel 2000-2020
Desliza
Publicaciones
Diccionario elemental de la lengua de su autor, Don Miguel Ángel Sanz Chung compuesto por su real esfuerzo y reducido a un tomo para su más fácil uso
Poemario
ver másPublicaciones
La voz de la manada
Poemario
La voz de la manada reúne en sus páginas una variada fauna; cada uno de sus cuarenta poemas trasciende la pura descripción de animales, para convertirse en una suerte de polifonía, en un concierto de voces multiformes cuyo contenido resulta para el lector una auténtica epifanía, un aprendizaje de vida ante hechos intensos o simples de la condición humana. (Fuente: Moisés Sánchez Franco)
Sociedad Elefante, 2002
Ver libroQuién las hojas
Poemario
En diez partes, más un preludio y un epílogo que sellan su sólida arquitectura, este segundo libro de Sanz Chung (cada parte puede leerse como un poema autónomo, a la vez que como pieza de un solo poema concertante) despliega la imagen de las hojas secas. Desperdigadas en el suelo, huérfanas de árboles. Se amontonan en los parques y las plazas de la ciudad, sometidas a la inclemencia del otoño hasta la llegada funesta (la nieve termina por disolverlas) del invierno. Comunican al poeta su desamparo y angustia: la "multitud de sus gritos desesperados" que él sabe escuchar (adentrándose en sí mismo) a pesar de su "absoluto silencio". (Fuente: Ricardo González Vigil. Diario El Comercio)
Editorial Zignos, 2007
Ver libroPaciente 164
Poemario
En su reciente entrega, Paciente 164, el poeta Miguel Ángel Sanz Chung juega con la idea de la personificación. Es decir, en este caso no son los animales o las hojas las que te cuentan sus devenires existenciales, sino -más bien- un paciente psiquiátrico que ha encontrado en la poesía la manera de exorcizar sus patologías. Así los poemas se vuelven el material propicio para el análisis y el diagnóstico psicológico, como también para la terapia. (Fuente: Diego Alonso Sánchez, Blog La Comunicación Imposible, 2009)
Lustra Editores, 2009
Ver libroLa casa amarilla / Casa abandonada
Poemario
La Casa Amarilla / Casa abandonada es el cuarto libro de Miguel Ángel Sanz Chung. Estos dos poemarios se presentan como la imagen bifurcada de un mismo cuerpo que pugna por cierta exterioridad liberadora. Cada uno de estos libros, desde su particular dicción, complementa al otro para entregarnos una totalidad conflictiva pero fija, en tanto se constituye en planos superpuestos que llenan los espacios vacíos. (Fuente: Nota de prensa, 2011)
Lustra Editores, 2011
Ver libroArte Rupestre
Poemario
El cubil del hombre primitivo como una metáfora del aislamiento y la soledad imperantes en los hogares actuales, es la idea rectora de los veinte poemas que integran el libro. Para reforzarla, buena parte de los textos están acompañados de viñetas que los grafican y que imitan la estética del arte rupestre. Poemas e imágenes van abordando, desde una perspectiva negativa y angustiosa, temas como la paternidad (“Día del juicio”), el amor conyugal (“Pacto secreto”), la rutina (“Punzada de cielo”) o la vejez (“rama seca”). (Fuente: Javier Ágreda, 2004)
Autoedición, 2013
Ver libroDiccionario elemental de la lengua de su autor, Don Miguel Ángel Sanz Chung compuesto por su real esfuerzo y reducido a un tomo para su más fácil uso
Poemario
Es un libro que consta de cien poemas breves, o, lo que es lo mismo, de cien entradas definidas desde la singular visión de su autor. Desde el extenso título que le da nombre, nos encontramos frente a un poemario lleno de ironía y, a la vez, sostenido sobre un espíritu eminentemente reflexivo. Partiendo de la concepción general que la tradición le otorga a los términos “descritos”, el poeta se dedica a reformular sus significados hasta crear acepciones absolutamente personales, pero aún reconocibles y hasta capaces de suscitar la identificación en el lector. (Fuente: Nota de prensa, 2017)
Paracaídas Editores, 2017
Ver libroGabriel (Poesía 2000–2020)
Poemario
Esta antología permite un mejor panorama del trabajo de Miguel Sanz Chung, puesto que no agrupa cronológicamente los poemarios como se suele hacer, sino los reúne temáticamente. De este modo, podemos apreciar los diferentes dominios que atraen al autor: lo animal, lo vegetal, lo inmobiliario, la escritura, la muerte y, por último, el reino de Gabriel, su hijo. Todas estas taxonomías, atravesadas por tópicos constantes como la soledad, el silencio, el deseo inalcanzable, la utopía vs. la realidad. (Fuente: July Solís, 2021)
Vallejo & Co, 2020
Ver libroJardín Zen
Poemario
Dentro de esta colección de treinta y tres poemas, podemos encontrar vasos comunicantes que nos refieren a los tópicos que Sanz Chung retoma en su obra: “La familia, la belleza de la naturaleza como sintonía de los acontecimientos, el lenguaje y la obra del artista”, así como una estructura que nos conduce desde el primer poema hasta el último en rutas por donde vislumbrar el Jardín Zen como un ejercicio de contemplación que va revelando una “verdad” interior, que la poesía (des)oculta de nuestra percepción, para conciliar y reconvertir el sentir en realidad absoluta. (Fuente: Julio César Zavala. Revista Poétika1, 2022)
La Strada, 2022
Ver libro
Comentario
literario
Varios de los poemas de Miguel Ángel Sanz Chung son metapoéticos. Así, en “Poema para ser escrito en el espejo” nos ofrece una genealogía de sus influencias literarias para luego declararse a sí mismo, irónicamente, el mejor poeta del mundo, a pesar del desprecio ajeno y la rutina laboral diaria de camarero. En “El banquete” mira a sus comensales y ensueña alimentarlos con versos e ideas en vez de comida. Y en “Poema de bolsillo” se ensueña la gloria literaria entre las vanalidades de la vida diaria. Si en La voz de la manada (2002) contamos con animales personificados que se convierten en avatares de la naturaleza humana y ofrecen moralejas a la manera de las fábulas tradicionales, en Quién las hojas (2007) son las hojas secas caídas de los árboles las que comunican, desde su silencio, el desamparo existencial. En Arte rupestre (2004) el hombre primitivo nos lleva metonímicamente al aislamiento de la vida contemporánea y en Paciente 164 (2009) un enfermo psiquiátrico recurre a la poesía como herramienta terapéutica. Los dos poemarios La casa amarilla/Casa abandonada (2011) quedan unidos por la imagen de la casa a la que nos invita a pasar. En los breves poemas de Diccionario elemental de la lengua de su autor, compuesto por su real esfuerzo y reducido a un tomo para su más fácil uso (2017) se proporciona a diferentes términos de nuevos significados con un toque personal. La antología Gabriel (Poesía 2000-2020) reúne temáticamente poemas sobre el mundo animal y del vegetal, la escritura, la muerte, el hijo (Gabriel). Y en Jardín zen (2022) vuelve, desde la reflexión meditativa y la contemplación filosófica, a los temas como el paso del tiempo, la escritura, la naturaleza y la familia.
Por: Ignacio López-Calvo